Aunque el impacto ambiental que más se nombra en los medios de comunicación y en la publicidad son las emisiones CO2, no es el único impacto ambiental ni social producido por los coches. Hay también otra serie de daños, cómo son la contaminación del aire, la contaminación acústica o la ocupación del espacio público.
En primer lugar, hay que destacar que todos estos impactos no son exclusivos del automóvil, sino que son comunes a todos los medios de transporte motorizados. Y debido a esto, a que el automóvil –por lo general– no es el único medio de transporte disponible, la forma apropiada de evaluar su repercusión no debe hacerse de manera aislada, sino dentro del sistema de transporte más amplio y complejo en el que coexiste.
Es decir, los impactos ambientales de un modelo de coche determinado no deberían compararse únicamente con otros modelos de automóviles, sino también con el resto de medios de transporte disponibles para realizar un determinado viaje. Ya que, aunque un coche emita comparativamente menos que otros, puede seguir emitiendo más que el resto de medios de transporte.
Y el medio ambiente no hace distinciones.
Para poder comparar los impactos ambientales y sociales entre los diferentes medios de transporte y su grado de repercusión, hay dos variables básicas: la energía empleada y la cantidad de espacio requerido para transportar una persona una distancia determinada.
Energía
Cuanta más energía se necesite, mayores serán los impactos ambientales producidos. El tipo de impacto varía también en función de la clase de energía consumida. Si son derivados del petróleo: emisiones de CO2 y sustancias contaminantes, además de los relacionados con la extracción y el transporte del petróleo. Si es energía eléctrica: todas los impactos relacionados con la producción de energía, entre ellos la emisión de CO2 y de sustancias contaminantes (véase el apartado de “coches eléctricos” para más información).
Tampoco hay que olvidar que un mayor consumo energético tiene unos mayores costes económicos para el usuario, como es lógico.
Optimizar el consumo de energía es, por tanto, la forma de limitar y reducir los impactos económicos, sociales y ambientales que generan su producción y consumo; una cuantía nada despreciable en el caso del transporte.
Los cálculos realizados para los diferentes medios de transporte son muy reveladores: el coche, tanto para ocupación completa como ocupación real, es el medio que más energía consume y que por tanto más impactos asociados produce por persona transportada.
- Cálculos para el ciclo global del transporte. Fuente: A. SANZ Y A. ESTEVAN, Hacia la reconversión Ecológica del Transporte en España. Catarata, 1996.
- (a) En kep (kilogramos equivalentes de petróleo) por cada 100 personas/km o t/km (de forma aproximada y más intuitiva, equivale a litros de gasolina consumidos por cada 100 km que se desplaza una persona o una tonelada de mercancía)
(b) Mismas unidades, considerando el 100% de ocupación de los medios.
Espacio
La segunda variable, el espacio empleado para el transporte de viajeros, determinará el tamaño de las infraestructuras necesarias –y los impactos para su construcción– y por tanto la cantidad de espacio público ocupado para el transporte y la fragmentación del territorio que conlleva.
Los datos demuestran también que el espacio público consumido es mucho menor para los transportes públicos que para los automóviles. En primer lugar, porque la mayor parte del tiempo los coches permanecen estacionados –unas 22 horas al día–, ocupando un valioso espacio público, mientras que el transporte público está en circulación la mayor parte del día. Y en segundo lugar porque la cantidad de espacio público necesario para transportar personas es proporcionalmente mucho más elevada en el automóvil que en el transporte público. Unas diferencias que se acentúan con las bajísimas tasas de ocupación media que presenta el automóvil, con poco más de una persona por coche de media. De ahí que el espacio que ocupa un viaje diario medio del hogar al trabajo en coche es 90 veces mayor que el mismo viaje efectuado en metro, y 20 veces más que si se realiza en autobús o tranvía. Los 60 coches que se utilizan para transportar a 75 personas equivalen a un autobús.
Esta elevada ocupación, es la causa de la falta de espacio público para usos no relacionados con el transporte en la ciudad, y de la fragmentación de los hábitats naturales fuera de la misma. Es también la causa de las congestiones que sufren, sobre todo, las grandes ciudades y de buena parte de sus costes económicos asociados.
Dispersión urbana
La accesibilidad que da el coche, junto con la gran cantidad de autovías metropolitanas que se están construyendo, es la base del proceso de dispersión urbana que se viene produciendo en nuestro país, y que tantos problemas ha generado de ocupación de territorio, pérdida de espacios de interés natural o agrícola, etc. Sean eléctricos o de combustión interna, los coches seguirán permitiendo y favoreciendo este tipo de urbanismo insostenible.
Otros impactos
Si nos fijamos en la contaminación acústica, vemos que la principal fuente es el tráfico rodado –donde prevalece el coche– responsable de un 80% del ruido urbano. En cuanto a la siniestralidad, el medio más peligroso y con unas mayores tasas de accidentalidad es el automóvil, seguido por las motos. El transporte público presenta unas cifras de siniestralidad muchísimo más reducidas.
Todos estos problemas se ven, además, considerablemente agravados por las tasas de ocupación tan bajas que presenta el coche: una media de 1,2 personas por vehículo en trayectos metropolitanos. Tasas tan bajas que multiplican el consumo de energía, la contaminación y el CO2 emitido, el ruido generado, y el consumo de espacio por persona transportada.
El excesivo uso del automóvil es la principal causa de los problemas debidos al sistema de transporte en nuestras ciudades: congestión, ruido, contaminación del aire, siniestralidad y costes económicos del transporte. Por el contrario, la utilización del transporte público, o mejor, de los medios no motorizados, caminar y bicicleta, reducen todos estos impactos.