Los primeros hombres que llegaron al actual territorio argentino fueron grupos cazadores-recolectores, hace aproximadamente 10.000 años atrás. Según la región aprovecharon los recursos de zonas secas y húmedas, de montaña y llanura. Estas culturas se estudian mediante distintos procedimientos arqueológicos.
Estos grupos se movían siguiendo los animales que cazaban (guanacos, venados, ñandúes) y buscando recursos para la recolección (frutos del algarrobo, chañar, huevos de ñandú). También recogían mariscos y moluscos en las costas, pescaban en ríos y lagunas según las estaciones del año.
En el actual territorio de la provincia de San Luis, las condiciones naturales determinaron en gran medida los tipos de asentamientos de estos antiguos grupos humanos.
Dos zonas se distinguen claramente: por una parte, el complejo serrano que ocupa la parte norte de la provincia y vinculado al gran sistema de las Sierras Pampeanas; y por otro lado, la extensa llanura del centro y sur provincial que forma parte del ambiente pampeano.
La provincia de San Luis tiene el privilegio de contar con la evidencia de una de las más temprana ocupaciones humanas del territorio argentino. Fue en la Gruta de Intihuasi, ubicada en la zona serrana del Departamento Pringles, donde se pudo datar la presencia de grupos cazadores-recolectores de más 8.000 años de antigüedad, que el arqueólogo Alberto Rex González denominó Industria Ayampitín, y que tenía relación conlos grupos provenientes de la Cordillera de los Andes.
Estas evidencias hacen posible afirmar que en San Luis ya había hombres hacia el 6.000 a.C. aproximadamente, caracterizado por la presencia de grandes puntas líticas lanceoladas. Posteriormente se pudo identificar en Intihuasi un segundo momento de ocupación humana de grupos cazadores-recolectores, caracterizado por un instrumental lítico con puntas de proyectil más pequeñas que las anteriores que sugieren el uso del arco y la flecha en lugar de propulsores.
Eran grupos cazaban principalmente guanacos y venados, y recolectaban frutos silvestres que eran procesados en molinos planos o conanas. Esta forma de vida perduró por muchos años, especialmente en el sur de San Luis, hasta la conquista española, e incluso hasta el siglo XIX.
